¿QUÉ HA PASADO CON LA COMIDA PLAYERA EN ACAPULCO?
Aún recuerdo cuando era niño. Ir a la playa no solo era un placer por sentir la brisa marina, las olas del mar y la belleza de sus paisajes, también lo era por la deliciosa comida playera. Recuerdo a Doña Cata en Puerto Marquéz,Tres Marías en Pie de La Cuesta, y otros lugares en la Buenfil. Los sencillos sopes, las quesadillas de pescado, que ahora se empeñan en denominar como "pescadillas", el modesto ceviche y sobre todo, el delicioso pescado frito, eran los manjares obligados sobre las mesas de playa. Además...deliciosos. Pero con las consecutivas crisis económicas, primero, y con la crisis de seguridad después, la afluencia de turismo disminuyó a niveles alarmantes, obligando a los propietarios de negocios de comida a reemplazar los mejores ingredientes, por otros de bajo precio, pero que les permite ofrecer comida barata, sin preocuparse por su calidad.
También hay que estar atentos a las cargas fiscales impositivas de los tres niveles de gobierno, que tienen ahorcados a nuestros restauranteros.Todo un panorama complejo para ellos, sin duda. Sobevivir como negocio, se ha convertido en un arte de malabares.
Pero finalmente, el producto final bajo escrutinio, la comida de playa, se ha vuelto de muy baja calidad, bajo sabor y alto precio. Comer ostras en Acapulco, se ha convertido en un lujo. Son caras, de talla pequeña e higiene cuestionable, sobre todo cuando se ofrecen peligrosamente en momentos de veda sanitaria. Esto opera igual con el camarón.El pescado oficial en la mayoría de los restaurantes es la Tilapia de laguna. Imagine usted, en un lugar de playa, solo ofrecen percado de laguna. Un pescado de mar es carísimo, porque únicamente ofrecen variedades famosas por su alto precio, como el huachinango, olvidando que hay otras igual de sabrosas y menos caras.
Desde luego todo gira en torno a la recesión económica, pero sería bueno que la creatividad de nuestros restauranteros supere ese escollo y con algo de más imaginación, ofrezcan algo de mayor calidad.